El truco de la inconsciencia
Dicen que perro viejo no aprende trucos nuevos. En algún lugar leí que a medida que envejecemos nuestro cerebro cambia físicamente, perdiendo plasticidad y haciendo cada vez más difícil el aprendizaje y nuestra capacidad de apreciar cosas nuevas.
Desconozco la veracidad de ambas afirmaciones, aunque a menudo pienso en ellas. Pienso en lo mucho que aún quisiera aprender y en todo aquello que posiblemente muera ignorando. Pienso en mi propia reticencia a las novedades, que a veces me sorprende. En ocasiones, me arrepiento de algo del conocimiento ocioso adquirido, como si en su momento hubiese tomado el lugar de un mejor saber.
Pero mientras corremos esta carrera contra el tiempo impiadoso, aún hay mucho por descubrir y deberemos correr también ese sentido. Y aún seguiré intentando enseñarle algo nuevo a mi perrito de ya mediana edad, recordando el milagro de aquel momento cuando, siendo cachorro, aprendió que si arrastraba su plato, alguien le ofrecería un bocado.
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