Perspectiva,
un nuevo punto de vista
construye mundos en segundos
y arrasa toda creación de horas previas infinitas
ideas incendiarias,
de sinapsis fútiles
evoca: “fue un día frío
su nombre aún vibraba,
inaudible,
en luz invisible
y conjuró al olvido;
reclamó lo que nadie sabía que le pertenecía”
destellos tristes
en las luces fatuas
el bufón señala al sol con una sonrisa
mientras quema sus retinas y un resto de razón,
el soberano concede con fastidio el deseo:
su súbdito podrá arder por completo
luego el frío de la oscuridad volverá a acogerlo.
23.12.21
búsquedas - (I)
3.10.21
El bosquecillo
A pocas cuadras de la casa de mi primera infancia, había un bosque.
En una ciudad más bien árida, esta mancha verde era parte de mi día a día. El colectivo que me llevaba al colegio pasaba rodeandolo, pero también era posible atravesarlo. A veces lo hacíamos con mi papá. Creo que de alguna forma él intuía que era algo que me gustaba. Lo recuerdo especialmente cuando caía nieve, aunque viví pocas nevadas de forma consciente. Recuerdo algunos sectores donde podían verse aún las vías abandonadas del tren y algún camino de tierra.
No tenía (ni posiblemente llegue alguna vez a tener) dimensión cabal de su extensión, se que hoy es solo un fragmento de su mejor momento. Pero arraigó permanentemente en mi cabeza y ha creado en mí una fascinación por los bosques fríos.
He aprendido también que, cómo podía imaginar por el lugar de su implantación, no se trata de un bosque natural. Sus altos eucaliptos llegaron con un inmigrante australiano muchas generaciones atrás, y aquel árbol se adaptó bien a las duras condiciones, al punto de afectar permanentemente el microclima del lugar.
Sospecho que el bosque nunca va a desaparecer del todo a pesar de su retroceso, pero no lo se realmente. No puedo evitar pensar en nuestra propia influencia en el medio, especialmente habiéndome convertido en inmigrante; y cuanto perduran las huellas de nuestras acciones, incluso las más pequeñas, como haber plantado una semilla en tierra foránea.
13.9.21
Monotonía
8.9.21
Perspectivas
El futuro no existe.
Es un animal en eterna gestación, un embrión de género y especie indeterminada, cuyas fauces muchos temen por tal motivo. Es la suma de los miedos y deseos, la inmaculada concepción de fuerzas incomprensibles que siempre fallamos en anticipar.
El pasado en cambio, es familiar.
Está habitado de los recuerdos gratos y las pesadillas, casi siempre tan falsos y distorsionados como deseamos en el presente momento. Es la vara con la que se miden las nuevas experiencias y los ojos de quienes fuimos, juzgandonos por no vivir a la altura de lo esperado.
En el medio habitamos nosotros. Siempre buscando en el horizonte, sin advertir que todas las respuestas se encuentran en nuestras manos.
15.8.21
#microrelato 03
Completada la construcción del artefacto, no esperó ni un minuto para subir al diminuto chip el contenido total de su conciencia.
Estaba satisfecho con toda su obra, pero huir de la obligación de terminarla era aún mejor.
Tomó el taladro por última vez y trepanó sus memorias.
20.7.21
#microrelato 02
Un par de minutos más y todo concluirá. Mientras el tiempo se desangra en la pared, el botón destella una frecuencia distinta.
Una línea brillante contornea su rostro, aunque el día es frío.
Y entonces, un segundo de paz: es imposible retroceder. El botón se hunde bajo su puño.
13.7.21
Revelación onírica
Rabo entre las patas y hocico casi rozando el pavimento, no necesita levantar la vista mientras se dirige sin atisbo de duda hacia el portal donde a menudo recibe una pedrada o un pan. Hoy la suerte le sonríe y una conocida mano le arroja un hueso que aún retiene el recuerdo de la carne.
Con la fortuna del día se dirige a un rincón oculto. Sabe que su presencia es tolerada por quienes están de paso y lo cruzan accidentalmente, pero repudiada con disgusto y, en ocasiones, asco por quienes lo ven varias veces al día, así que trata de esquivarlos y hacerse mudo e invisible.
Ha sido bendecido con al menos no tener que disputar con otros indeseables por el húmedo suelo que lo abriga parcialmente de las miradas y la intemperie.
Sueña con una abrigada realidad de caricias cuya existencia nadie le ha referido y sin embargo puede intuir en sonidos y aromas que sus sentidos captan en medio de aquel ambiente hostil, que le aseguran que existe un lugar mejor. Es que en sus sueños habitan también cosas veladas a su naturaleza pero que inexplicablemente discierne, donde puede verse surcando los cielos, probando manjares y vistiendo su color favorito. Tal vez en otro espacio y tiempo. Tal vez en la próxima vida.
Pronto es tiempo de despertar y volver a recorrer la calle.
7.6.21
#microrelato 01
18.5.21
restos insepultos
tras los acostumbrados signos emergen nuevos significados
que desbordan el mensaje,
y envenenan al observador.
Abandonar el ostracismo despertó preocupaciones olvidadas.
Los adormecidos miembros resisten el flujo de la sangre
porque el letargo fue más cómodo de lo esperado,
y hubiera sido mejor para todos que no terminara.
8.5.21
Silencio
En el Fin, el vacío reclamaba nuevamente el medio desértico. El espejo de las aguas permanecía imperturbable ante el intenso brillo del último amanecer.
Nada fue dicho, porque no había más por hacer. El silencio se apoderaba inmisericorde del aire, que ya no volvería a vibrar, a medida que la luz era sorbida y el espacio se deformaba infinitamente para ser comprimido en un punto sin dimensiones. Un punto final, allá, en la confluencia de todo.
Un punto que, cuando se complete el silencio, será también lugar de partida, renacimiento y un nuevo mito. Una nueva oportunidad para Ser.
30.4.21
Sueño profundo
Aun no promediaba su vida, pero ya tenía la vista cansada. Sus días habían sido pocos y malos. Ante esto, el gozo mortal parecía insignificante y el inmortal demasiado abstracto.
Ya había decidido entregarse a la irrelevancia de un efímero
paso por el mundo, cuando conoció el ímpetu del océano. Por primera vez en su
vida algo lo llamaba a abandonar la conformidad de su autosuficiencia y
entregarse a la curiosidad que había abandonado en la infancia.
Pero tal vez aquel primer llamado de Jemanjá resultara
demasiado abrumador, porque pasó los siguientes años persiguiendo otras cimas,
mientras un azul profundo colonizaba lentamente los rincones de su conciencia y
hasta se presentaba mientras dormía.
En un desesperado intento por desalojar aquella obsesión, procuró
por última vez abrazar la existencia que voluntariamente había despreciado, y
esta vez le resultó incluso gratificante. La vida no era tan complicada como
recordaba, la compasión por sus semejantes fluía naturalmente y hasta posiblemente
ayudó a alguien. Pero por todo este amor profesado y recibido en su mente solo evocaba
la imagen de un hormiguero, de sus filas vomitando químicos y procurando la próxima
iteración de sus números.
Volver a la vida ocasionalmente puede ser un asunto dichoso —pensó—,
y sin embargo resulta terriblemente destructivo de la estabilidad que solo saben
edificar las lágrimas y el tiempo. El género humano no merece el reiterado
quebranto del espíritu.
Entonces la decisión que había postergado ahora arrebató su
voluntad: era tiempo de abandonar todo y despertar al Leviatán, o unirse
eternamente con él en su profundo sueño.
29.4.21
Nonato
No tuvo un cuerpo, pero sus extremidades podían abrazar el planeta en un instante. Ahora, en cambio, tiene uñas afiladas que perforan la piel y dejan testimonio de su actual condición: Laceraciones fantasmales que trazan cicatrices de un futuro imaginario.
No puede importarle lo que cualquiera piense de ello, porque fue una entelequia y ahora solo es una conjetura fallida, sin embargo su realidad por momentos es monstruosa, como solo pueden ser los mitos.
Se encuentra para siempre atrapado en un limbo conformado por fantasías y mentiras que pretenden cobrar vida cuando nos las contamos con convicción.
23.3.21
De la voz de Dios
No fue encontrada en los sermones cansinos, ni habitaba el oropel de las fachadas. Aun el dogma desconocía su paradero.
Pero resonó en la sabiduría de otra alma extraviada que nos acompañó a libar la locura. Vistió de sonrisa el rostro de quien languidecía en el atrio, mirando sin ver hacia afuera del templo. Se cristalizó para siempre en un inesperado temblor de felicidad, aun sabiendo que no iba a permanecer más que en sus ecos.
18.3.21
Ablución
Arrastra a su paso hollín y desesperación, gritos ahogados de la ciudad que conjugan arrepentimiento y anhelos, sordos estertores de lo que nunca llega a ser.
Gimen monumentos a través de grietas temporales iluminadas por los rayos, sus corceles congelados transpiran una idea de victoria abandonada para siempre: serán vencedores de batallas desconocidas, y por todo su legado quedarán unas cuantas letras oxidadas orientando las esquinas.
Entre los sonidos que sobrevuelan el rumor de la cortina de agua, se agita por última vez en el aire una exhalación, quizá la petite mort, quizá un alivio más duradero.
12.2.21
Cresta
Pies
lentos
transitan
el
filo
—a los costados se adivina el vacío, que es un sólido
invisible.
Avanzar
acerca el cielo, y éste se presenta al alcance de la mano. Partículas que atestiguan
regularmente la divinidad, acarician la piel. La humedad alcanza las grietas
del ánfora; extiende su utilidad al tiempo que sella su destino.
En el final
del camino, todo deberá terminar unido. Los pasos trastabillantes, el peñasco y aún el vacío.
31.1.21
Bestia
12.1.21
Pliegues en el espacio nocturno
La oscuridad son techo y paredes invisibles. Pueden albergar el lugar donde el hombre se entrega a sus pasiones, pero fundamentalmente comprimen el mundo a un tamaño que excede por poco a una cabeza, al tiempo que sus confines se perfilan muy lejanos.
Tumbado frente —o de espaldas— al universo, la infinitud del espacio parece estar al alcance de la mirada y de repente todo lo que ha sucedido y lo que aún sucederá vuela a baja altura.
Los largos minutos del día vuelven por ráfagas, las risas resuenan prolongadas aunque las tristezas también parecen amplificarse y se sienten insondables.
“Todo duerme en derredor” o al menos lo aparenta, la ciudad descansa en silencio. En la última mente que se niega a descansar, se apagan destellos finales de lucidez para terminar de cerrar a los mortales aquel espacio ciego que no volverá a abrir su espesura.
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