Mate cocido y “vigiladores”
Hace poco conversando sobre algunos usos de moda, una persona me llamó “purista”. Esta denominación no me aflige ni me halaga, aunque considerando a otros que se han ganado el apelativo de “puristas del lenguaje”, podría sentirme en todo caso más cerca del cumplido. Antes de abrazar el término, sin embargo, es necesario pensar un poco ¿qué es un purista? Entiendo que se llama así a alguien que evita cambios en sus doctrinas o reglas (ya sea en lenguaje o hábitos) y en este caso, casi equivaldría a negar cualquier evolución del lenguaje o la moda, cosa que no se encuentra en mi ánimo. Por otro lado, algunas de las obras que más he disfrutado se caracterizan por su poco “purismo” de lenguaje, casi al punto que es una fórmula eficaz para la literatura. De cualquier forma, transgredir nunca ha sido tarea fácil. Se supone que el purista tampoco admite extranjerismos. Pero afrontémoslo: si todo tiende cada vez a estar más interconectado ¿no es normal que terminemos por adoptar muchas palabra...