21.10.07
Apolítico
14.10.07
La última mañana del invierno
Segundo había sido en realidad el primero en llegar a este mundo, pero nadie se enteraría jamás de esto desde el momento en que la partera, por error, le concediera ese honor a su hermano.
Su carácter complaciente posiblemente haya estado vinculado a este hecho, dispuesto siempre a relegarse, a preferir al otro y dar un paso al costado de ser necesario, o quizá un rasgo incipiente de su temperamento se encargara de convencer a todos que era efectivamente el menor, refrendando esta idea con su actitud a través de los años.
Vivir a la sombra de los demás nunca lo hizo infeliz en forma alguna. Estaba agradecido de no haber sufrido el desagradable bochorno de ser el mejor de su escuela, de no haber participado en cuanta competencia surgía y por las que su hermano, en cambio, se desvivía. Se había sentido aliviado también de no tener que seguir el negocio de la familia, que con el tiempo llegó a considerar como una actividad laboral segura pero que desde siempre le sabía tediosa, considerándola desmesuradamente pesada para su espíritu.
Le hubiera gustado, en cambio, pasar más tiempo en la terraza, encontrando formas en las nubes y figuras en los edificios que le tapaban el horizonte. Figuras esbeltas y rígidas que trataban de estrechar la mano de las que pasaban volando, dejando estelas rosáceas y amarillentas, perfectas, suaves, transparentes. No deseaba pintarlas, no quería describirlas con palabras ni capturarlas en una foto. No se sentía capaz de hacerlo con justicia, y tan solo deseaba que el espectáculo no fuese tan efímero, que la magia de esos minutos pudiera hacer frente a los sonidos de la ciudad que despertaba y los obligara a retroceder.
Una mañana, persiguiendo espectros del sonido, fantasmas audibles que rellenan cada intersticio del universo, Segundo penetró en el parque hasta un lugar inaccesible a la orquesta urbana.
Se había levantado muy temprano como de costumbre y había salido sin despertar a nadie. Corriendo en medio de filosas transmisiones mal sintonizadas, ruedas friccionando el asfalto y motores martillando el aire con pequeñas estocadas laterales se adentró en un remanso de tierra húmeda y silencio, de verde limpio y profundo que asomaba con remozada faz a un cielo que no quería despertar aún y con gesto somnoliento le sonreía, lo invitaba a subir y contemplar desde su lecho a las agitadas hormigas bajo su colchón, en el repetitivo ejercicio de vivir para ser alguien entre quienes no son nadie. Había contado los milenios desde la última vez que observó ese trajín en compañía de alguien que no fueran las vanidosas nubes indiferentes que lo hipnotizaban para no amanecer… Sería el primero en mucho tiempo en tener tal privilegio.
Por breves segundos lo único que Segundo sintió fue una quemadura fría en su espalda que ascendía hacia su cuello, un metálico sabor en su saliva y una mano intrusa que buscaba algo en sus bolsillos. Sin terminar de comprender que también se iría de este mundo antes que su hermano, ascendía feliz para despertar al cielo.
etiquetas y retorno a la “blogósfera”
Con un poco de tiempo el día de hoy decidí desempolvar este desamparado espacio. Cuando Blogger aún no tenía etiquetas no había cosa que deseara más que poder armar categorías para lo que escribía… finalmente, cuando este estrenó su sistema y me incitaba con “libere al bibliotecario que lleva adentro” me parecía una tarea imposible etiquetar mis entradas viejas. No porque fueran muchas (incluso hoy no son tantas), si no porque no encontraba las adecuadas divisiones para las mismas.
Por otro lado este espacio ya no guardaba solamente letras improvisadas, así que crear una categoría llamada “cuentos”, por ejemplo, me parecía un tanto contradictorio. Decidí dejar mi acostumbrado “desorden” como estaba, hasta que hace unos días volví a enumerar mentalmente las ventajas de la categorización.
Ahora, nuevamente frente a la computadora, no recuerdo ninguna de ellas y mucho menos tengo un plan para organizar esto, pero estoy decidido a hacerlo de una vez por todas. Algunas cosas no están pensadas para caber en ningún lugar y sencillamente quedarán así, no me gustaría generar más categorías que entradas. Solo espero que esto sirva al lector y navegante a encontrar lo que le interese más en este espacio y comprobar quizá que las mismas ideas se repiten en el tiempo y solo nosotros cambiamos nuestro lugar y punto de vista. Y a veces ni siquiera esto.
busquedas (VI)
En el sínodo de dos miradas un presente sin dimensiones contiene por un segundo todo el Universo antes de plegarse y desaparecer, entre erra...
-
A raíz del post anterior, también estuve recordando a los personajes de Peanuts. Probablemente, el personaje más popular de Charles Schulz s...
-
En el sínodo de dos miradas un presente sin dimensiones contiene por un segundo todo el Universo antes de plegarse y desaparecer, entre erra...
-
Volvieron los días fríos y con ellos la acuciante necesidad de recordar su calor. Miradas indirectas de sonrisas ignorantes, inconscientes d...