Malas palabras
Cada día estoy más convencido que hay un verdadero desprecio por el idioma. Recuerdo que al tiempo de la aparición del chat, en nuestras primeras sesiones, cuidábamos (como en cualquier medio escrito) la ortografía y las expresiones, porque contrariamente al habitual argumento, no veíamos la imperiosa “necesidad” que lleva hoy a deformar el lenguaje en forma tan extrema. Es cierto que, debido a los antiguos teclados en ingles, evitábamos tildes y otros caracteres (ñ) difíciles de insertar sin conocer su código, para hacer más fluida la conversación y la mayor destreza consistía quizás en escribir tan rápido como era posible, contemplando alguna abreviatura clásica como el reemplazo de el “que” por la “q’”. Con la llegada de los teclados en español, esta limitación desaparecería, pero el idioma sufriría una degradación aún mayor, por pereza o por moda, con el surgimiento de nuevos usos en las salas de chat. Ahora, la generalizada tendencia de importar los innecesarios modismos del ...