
No estamos muy lejos del día en que todo el material escrito en nuestro poder pase a tener su respaldo digital, y así también en algún futuro, cada piedra, cada muro devolverá los diálogos que presenció y rendirá el sonido atrapado por su masa. Y los testigos otrora silenciosos servirán justicia. Entonces habrá muchas vergüenzas, y caerán los ídolos. Algún alma será recordada y muchos nombres limpiados. Con nuestra propia voz, estos objetos contarán historias completas de vida, y quizás entonces rían de alguna ingeniosidad, comenten a los gritos una incoherencia o repitan un verso enamorado en tono de susurro.
Si, las palabras son eternas. Pueden crear y dar aliento de vida, como también son capaces de herir y destruir. Su incorporeidad no debe confundirnos ya que nos sobrevivirán ampliamente.