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"1984" - George Orwell

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1984 de George Orwell Mi rating: 5 de 5 estrellas Me propuse releer este libro antes de cumplir los 40 hace algunos años para ver como lo recordaba y que me diría una segunda lectura alcanzada la edad del protagonista. Se trata de la distopía por excelencia. Puede ser un escenario más o menos plausible para una democracia fallida, pero hay muchos aspectos que, aunque llevados al extremo en la narración, pueden ser reconocidos una y otra vez a lo largo de nuestra historia reciente en la forma de mantener el poder de los grupos que llegan a obtenerlo. El ejercicio de imaginar un lenguaje que nos vuelve dóciles y autómatas, la idea de que los poderes mundiales alcancen un equilibrio bélico que los mantenga eternamente sometiendo a la humanidad, la pérdida de la individualidad fomentada no por el control absoluto de la sociedad, si no por la extrema permisividad con una masa ignorante; son todos ejercicios de la imaginación muy extremos pero tremendamente familiares por momentos. La per...

busquedas (VI)

En el sínodo de dos miradas un presente sin dimensiones contiene por un segundo todo el Universo antes de plegarse y desaparecer, entre errantes que tornan sin fin, sumiéndose en el caos.

Santalum

Volvieron los días fríos y con ellos la acuciante necesidad de recordar su calor. Miradas indirectas de sonrisas ignorantes, inconscientes de la medida de su dicha. Días largos de los años en aislamiento, de fuego interior y renacimientos largamente esperados, que aún emanan su aroma en el tiempo.

La traición

La plaza estaba desierta. La ciudad que tanto amó y que lo vitoreaba, ahora lo había abandonado. Algún ojo curioso observaba invisible detrás de los balcones, pero de otra forma estaba completamente solo, y ni siquiera los encargados de juzgarlo lo acompañaban en esta hora. El mediodía le rajaba la cabeza y deseaba liberar sus manos atadas solo para poder proyectar una pequeña sombra sobre su rostro. Tiempo atrás, estaba convencido que había venido a hacer lo que ninguno de sus antecesores pudo. Su amor por el sitio que lo vio nacer excedía los límites que creía arbitrariamente fijados para quienes pasaron antes por su lugar. Se convenció que el final pondría todas sus acciones en blanco y hasta le valdría una adoración perpetua, una que ni siquiera deseaba para sí. En la distancia y por medio de un vocero, el tribunal le anunció que era el momento de deliberar su sentencia. Él esperaría en silencio, en aquel tortuoso silencio del alma que se sabe abandonada por todo y aun por Dios, re...

búsquedas - (V)

Observa cien kilómetros hacia adentro de la espesura. La música del monte hace desaparecer el sonido del motor, los olores se vuelven intensos y el silencio inexpugnable. De repente, está ahí. Sus gritos no levantan eco, y solo puede sentirlos en su cabeza. Las paredes verdes oscurecen bajo el cielo gris, mientras la humedad asciende por todas las superficies. Las horas lo hacen abandonar la razón, mientras se tiende mudo sobre su espalda: no sabe cómo llegó, pero sabe que no hay salida.

Un día

La noche irradia claridad sobre lo que es y lo que no podrá ser. La mañana, en cambio, es una promesa engañosa de novedad, una mentira piadosa de nuestra programación para reiniciar motores. La vigilia del insomne busca inútilmente tender un puente sobre la trampa del día, que realiza su danza eterna a pesar de nosotros.

búsquedas - (II)

No son inusuales las mañanas neblinosas excepto en el tiempo estival. A diferencia de los días fríos el velo no se levanta junto con el astro. Su tono empaña lo que fue bello aun cerrando los ojos, su zumbido infernal impide el descanso. Una hora más, y una hora menos esperando el próximo amanecer. Quizá una nueva vuelta al sol.