Silencio
En el Fin, el vacío reclamaba nuevamente el medio desértico. El espejo de las aguas permanecía imperturbable ante el intenso brillo del último amanecer.
Nada fue dicho, porque no había más por hacer. El silencio se apoderaba inmisericorde del aire, que ya no volvería a vibrar, a medida que la luz era sorbida y el espacio se deformaba infinitamente para ser comprimido en un punto sin dimensiones. Un punto final, allá, en la confluencia de todo.
Un punto que, cuando se complete el silencio, será también lugar de partida, renacimiento y un nuevo mito. Una nueva oportunidad para Ser.
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