En defensa de la navidad
Reflexionando sobre esta temporada de fiestas, hace un año escribía lo que pienso al respecto, y no voy a repetirme ahora. Sin embargo ¿esta entrada se llama “en defensa de la navidad”? ¿Es que queda algo defendible en ella?
Vamos punto por punto.
Mucho se dice sobre la hipocresía de esta fiesta y se cuestiona los orígenes “oscuros” sobre la institución de esta fecha. Sabemos que la misma es un capricho o una conveniencia de la Iglesia Católica, por lo que daría lo mismo que la navidad se ubicara en Marzo o Junio, con la diferencia de que quizás históricamente sería más acertado. Durante toda mi vida he escuchado a las personas (creyentes y no creyentes) atacar la festividad con este argumento. Particularmente en mi infancia no existió por diversos motivos (excepto en mis primeros años, de los que conservo pocos recuerdos) Papa Noel, o el arbolito de Navidad y esto no hizo que hoy guarde un resentimiento hacia mi familia por no haber pasado una navidad como los demás… por el contrario, esto permitió que un verdadero sentimiento de unión se manifestase en nosotros, compartiendo lo poco que había pero con una sincera sonrisa. Esto podría hacerme un verdadero detractor de la navidad comercial (y con una excelente intención) al menos entre quienes comparten la idea de que se trata de una fiesta de contenido espiritual. Sin embargo siempre consideré ridícula la idea de lanzarme contra quien arme un arbolito de navidad al grito de “¡pagano!” o algo similar. El abeto navideño, devenido en símbolo de lo perenne nunca me sedujo, como ninguna de las invenciones comerciales posteriores, pero si no puedo decirle a un niño que no espere al Santa Claus rojo, tampoco tengo porque decirle a nadie que su deseo de celebrar la navidad es una hipocresía. Lo único que siempre recuerdo es que si hay algo que celebrar es al Redentor, y esto puedo decírselo tanto a un pequeño como a un grande. Estoy seguro que mientras esto siga siendo el motivo de la Natividad, los ornamentos comerciales pasarán a ocupar un segundo lugar en los corazones sinceros y quizás hasta sean desterrados voluntariamente.
Pienso que la Navidad como nacimiento del Salvador no necesita una fecha en particular por que para mi su significado trasciende la simple temporalidad a la que estamos acostumbrados a confinar todo ¿Que más da que el Maestro haya nacido en la fecha que haya sido? En todo caso, esta cuestión espero tratarla en mi sitio de estudio Cristológico (el que se encuentra paralizado por cuestiones técnicas). Como me refería un amigo (Lacosteant) en estos días “lo que se celebra no es la fecha, sino el HECHO”. Me permito obtener de sus palabras otro concepto más: este “hecho” no es un “nacimiento”, o sea que no se celebra meramente un cumpleaños de fecha incierta, sino la redención de la humanidad, la cual no necesita establecer una fecha y es continuamente celebrada por quien la recibe.
Hasta este punto nada justificaría la navidad comercial. Tan solo ayer, saludando a otro amigo por teléfono, conversábamos sobre la repentina locura que se apodera de la gente para esta fecha y nos preguntábamos si acaso guardaba relación con algo acontecido hace 2000 años. Tristemente, hay que aceptar que es cierto. La parafernalia navideña nada tiene que ver con el hecho descrito en el párrafo anterior. Pero hay otra cosa cierta: El movimiento comercial producido es muy importante desde el punto de vista económico. Las mejores ventas tanto para las grandes cadenas como para pequeños comerciantes vienen en esta época, mientras nuestra sociedad de consumo se deleita en hacer sus largas colas y sus cuantiosas compras. En lo personal, no encuentro satisfacción en estas actividades, siempre odie los tumultos y la mentalidad materialista, pero se trata de un signo de nuestros tiempos. Tengo bastante estrés acumulado por mis ocupaciones y mi carrera, por lo que si me acercara a estas hordas comerciales, probablemente implosionaría, idea que no me atrae en lo absoluto. En tanto, estos días prefiero visitar lo menos posible el centro de la ciudad. Aún así habrá quien encuentra significativo el ajetreo de esta época, y que halle satisfacción en hacer colas, sacar su tarjeta de crédito y preparar una gran cena ¿Debería censurarlo? ¿No sería pretender que todos tienen que disfrutar de lo mismo que yo?
Por estas razones, encuentro la navidad defendible y excusable. Si no se considera un significado profundo para ella ¿Por qué tantos chillan sobre hipocresía e incoherencias entre quienes quieren celebrarla? Dedíquense a sus asuntos. Si se vive gracias al comercio y se disfruta del poder adquisitivo de las fiestas ¿Por qué después se mira con desprecio a quienes intercambian presentes a la medianoche? Esta es la verdadera incoherencia, el acto hipócrita o talvez ingenuo por el cual muchos critican las fiestas pero no dejan pasar la oportunidad de darse una borrachera, hacer gastos dispendiosos y acostarse muy tarde (o muy temprano).
Ahora, si algo bueno y genuino puede surgir de la Navidad, es deseable que podamos encontrarlo y abrazarlo. Entonces la navidad dejara de ser un fenómeno económico o una fiesta confusa y será algo agradable y necesario en nuestras vidas, no solo una vez al año.
¡Felices Fiestas, y que el año que comienza sea superior al que termina!
Desde pequeña viví las navidades como unas fiestas muy familiares, donde se aprovechaba para reunirnos y disfrutar estando juntos.
ResponderBorrarMi madre, creyente, nos daba relativamente un ambiente de lo que las fechas significaban, siempre de una forma muy tierna y cálida, recuerdo aquellos nacimientos, era todo un acontecimiento el construirlo y aquellos de ir acercando los reyes...
no voy a seguir...
pero era muy bonito.
Yo siempre las sentí tristes y con el paso de los años cada vez más...
"las ausencias en las sillas vacías.
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Siempre pensé que Tony y Lacosteant eran la misma persona.
ruidoDEtacones: muchas gracias por visitar siempre este sitio y es un gusto para mi leer esto que nos relatas.
ResponderBorrarPor otro lado me gustó la idea de las dos personalidades... con Lacosteant compartimos el nombre (real) y muchas ideas, lo que quizás te haya llevado a esa idea, pero en todo caso es para mi un honor pensar que puedo parecerme a el, aunque sus comentarios siempre serán más poeticos que los mios... cuestiones de carácter. Por cierto ¿cuando pensará escribir algo para este espacio? (jeje)
Saludos y felicidades!
vos ya leíste lo que pienso de navidad. y también sabes que soy agnóstica y de familia atea (acérrima). sí uno arma el árbolito es por los niños. mi madre, una vez que crecimos, no lo armó más. Mi madre ni siquiera "festeja" (conmemora, reflexiona) en navidad. se queda en la casa de ella, mirando tele. a las doce mirá el "cueterío" y después se va a dormir. jamás le interesó. si la festejaba era porque nosotros éramos chicas. Me pareció siempre una actitud coherente.
ResponderBorrarEn Uruguay la navidad tiene un sentido muy distinto. Uruguay separó estado de iglesia a principios del SXX...hay católicos (y otras religiones cristianas) pero la navidad aquí se la llama "día de la familia". Para algunos, ese día, es el día que la familia se pelea peor, se desangra más que nunca.
El espíritu navideño no es una entelequia (suponiendo que existiera). Es algo que sale desde y hacia los hombres. El espíritu navideño real, DOMINANTE, es el de los mismos mercaderes que jesús echo del templo (supuestamente).
para mí, la navidad es una farsa. Lo siento, pero es así. Habrá gente como vos que reflexiona y, como cree en su fondo religioso, lo vive de otra manera. Pero, en general...es una fiesta Hipócrita.
saludos y felicidades, Tony.
laura
PD: ví tu mensaje en el blog de xabier. quisiera decirte que xabier (javier) te contestó. que es un tipo mucho más amplio de lo que vos creíste ver. que estudió sobre el tema un montón. que ojalá fueran muchas personas como él. Lo conozco personalmente. El ugo que se contesta con él, hablando de su infancia, es mi marido. Se conocen desde niños. Hoy el está en australia. pero me parece que lo interpretaste mal.
El tema de la Navidad es arduo de tratar. Cada cual la percibe a su manera: de muy niños, tal y como nos la inculcan, y a medida que crecemos se va transformando según nuestras vivencias y creencias. En un tiempo como este que nos ha tocado vivir en el que se va perdiendo el significado y la esencia de las celebraciones, tal vez nos debamos amoldar y buscar el lado positivo de cada cosa. Si en estas fechas nos reunimos en familia ya sea por tradición, por educación, por consumismo o por compromiso, bienvenido sea. Es posible que no nos veamos el resto del año. Los niños disfrutan y los adultos expresamos nuestros mejores deseos hacia los demás, que sean hipócritas o verdaderos ya es otro tema, pero al menos ahí quedan… A mí no me gustan especialmente las Navidades, siempre me han entristecido por varios motivos, aunque año tras año llegan y queramos o no las debemos pasar, soportándolas o celebrándolas cada uno a su modo y con el significado que le quiera dar.
ResponderBorrar¡Qué esta noche sea de paz! ¡Feliz Navidad!
Laura:
ResponderBorrarGracias por pasar por aqui. Lo que me cuentas respecto de la actitud de tu madre tambien me parece coherente. Como relataba, a mi me molesta la locura que se genera en estas fechas y por lo tanto, la evito y dejo que quienes quieran andar en ello lo hagan.
Lo que en realidad me molesta es ver a muchos que critican la comercialidad de estas fechas, siendo que se hacen parte de la misma, o que pretenden sentirse incomodos con este ajetreo cuando en realidad disfrutan de su poder adquisitivo. Yo pienso que para nuestra sociedad actual, más que el nacimiento de Cristo el motivo del festejo es precisamente esta comercialidad, que es como la culminación del año materialista. Recién leia en una revista una columna llamada "Consumo, luego existo" donde se denuncia el reemplazo del "que te vaya bien!" por el "compra mucho!". Es así como en nuestros tiempos se ha transmutado el significado original de la navidad para quedar en un culto al consumo (similar al de la fiesta pagana que pretendía reemplazar). A mi me entristece. Pero por lo mismo no podría decir que es hipócrita, si la intención comercial siempre fue tan clara, y en todo caso es hipocrita criticar la navidad con la copa en una mano, un regalo en la otra y el sombrerito de Papa Noel en la cabeza. Pienso que la hipocresía se da también en quienes pretenden que estas fiestas sean algo (dia de la familia, momento de reflexion, nacimiento de Cristo) que en realidad no se preocupan de recordar.
Por lo demás, mientras podamos ver la navidad en consecuencia de lo que pensamos y recordar si cabe, lo que consideramos importante (Dios, la familia, la amistad, etc.) no podrá tratarse de una hipocresía...
¡Te deseo un buen final (y pronto comienzo) de año, para vos y tu familia!
PD: Lei la respuesta de Javier y estoy seguro de todo lo que me dices (ya lo había leido antes). Sucede que en general, leo mucho más de lo que escribo y solo pongo letras después de muchas visitas. Si hubiera pensado que era un individuo estrecho, probablemente no hubiera escrito ningún comentario y hubiera pasado de largo. No critiqué tanto lo que expresa ni lo que sabe, sino como lo hizo. Quizás fui muy áspero para decirlo, pero me alegra saber que no lo haya tomado a mal. En todo caso será un gusto poder seguir debatiendo y leyendo sus posts.
Topacio: ruidoDEtacones nos comenta tambien como las navidades se hacen tristes con el paso de los años... pero es deseable que podamos hacer aflorar un buen recuerdo de cada una, viviendolas con sinceridad.
ResponderBorrarPara ti también una Noche de Paz! Felices Fiestas!
Tony: Por el momento un comentario, no sé si breve, pero lo que puedo decirte es que el afán por “desacralizar” este festejo, el esfuerzo desmesurado, pero risible por lo vano, de querer demostrar y afirmar que NO HAY NADA QUE CELEBRAR por la Navidad, en ésta u otra oportunidad (la fecha es lo de menos), prorrumpiendo en lamentos y rasgadura de vestiduras por los pobrecitos que no tienen “con que” celebrar, por los malvados que sí tienen y ( para su gusto talvez ) demasiado, la repetición insensata de la postura de moda “porque lo dice el Código Da Vinci”, en fin, todo eso y mas es solo la confirmación de que la condición humana es de profunda miseria espiritual.
ResponderBorrarQue vacíos y que hipócritas quedan esos intentos de “elevarse” poéticamente, de “profundizar” devorando libros y más libros, de querer “conocer“ la verdad, (lamentablemente me traen a la memoria la actitud de aquellos que le pidieron a Jeremías que les manifestara la voluntad de Dios pues afirmaban que querían obedecerla y cuando el profeta habló aquello que no coincidía con sus deseos ni con sus propósitos le dijeron que mentía e hicieron todo lo contrario) y así también en este tiempo la antigua soberbia del hombre, que inflado en la vanidad de su mente carnal proclamando ser sabio se hace necio, tiene estas actuales manifestaciones de incredulidad, cinismo, ignorancia y blasfemia, pero…¿qué se puede esperar si se pone de lado el motivo principal de la conmemoración? Apartándolo, sacándolo de cualquier manera, para justificar el: “haz como quieras” “si te place hazlo” “sé auténtico” y muchos otros engaños para el ego, para hacerles creer que son muy valientes y muy originales al dar la espalda a La Verdad, que pueden determinar el rumbo de su frágil barquilla, sin ayuda de nadie, en ese proceloso y traicionero océano de la vida.
Me mueve a profunda compasión leer de esas vidas que “vagan cual ovejas sin Pastor”, no porque quieran o no celebrar Navidad, sino porque desconocen que es solo una parte del Plan Divino de Salvación, que no solamente tiene un pesebre, pesebre que no hubiese existido si antes no hubiese habido un Trono Glorioso que fue cambiado por ese pesebre, pesebre que a su vez posibilitó la realización del sacrificio insuperable de La Cruz. Gratitud eterna a quién nos amo de tal manera que tomó nuestro lugar en la vergonzosa cruz, que nació para morir esa terrible muerte vicaria, sustituta, por tí, por mí, por toda la humanidad, aún por aquellos que lo desprecian y se burlan ¡Oh, que Amor!
Entonces, si se pierde el sentido del hecho sublime, el espíritu navideño ya no es el Espíritu Santo y por tanto se torna despreciable, cuestionable y en lugar de darnos paz, gozo y satisfacción provoca rencilla, agitación, amargura ¿no es así? Un abrazo sincero para todos los visitantes de tu cada vez más interesante espacio y que ese Salvador del Mundo nazca en sus corazones. Que así sea.