31.12.05

Comida recalentada

Ultimo post del año.

Esta particular semana “entrefiestas” estuve sobreviviendo con las sobras (de la gastronomía y de la economía) navidadeñas. Picando algo que quedó de la cena de nochebuena , el pan dulce y otros sobrantes (no apto para sibaritas), y de la misma forma, haciendo uso de los últimos pesos del año, estirando lo que quedó de los gastos mayores del mes.

La circunstancia de vivir, vía experiencia, de las sobras no se quedó solamente en lo material: La Gaceta publicó su habitual anuario en formato revista con las noticias más destacadas, y como quien asoma por la heladera en busca de los manjares almacenados, me topé con titulares y notas ya conocidas, aquí comprobé la variabilidad de mi memoria para con las del mismo tenor aparente. Algunas me parecían haber ocurrido ayer, a pesar de ser bastante antiguas (el Tsunami, Cromañon, algunas farsas políticas, la muerte de Pappo, la operación desconexión en la franja de Gaza) y algunas otras que muy rápidamente habían pasado a mi olvido (las elecciones recientes, el choque de las esposas de Duhalde y Kirchner, María Julia Alzogaray hablando de los sobresueldos, algunas innovaciones tecnológicas, la muerte de Rainiero II) y aún me topé con cosas que había pasado por alto, como la muerte de Luis Rey, un querido periodista deportivo tucumano. Dejando el anuario encontré que los programas televisivos también repasaron su año, en videos compilatorios o repitiendo las notas más destacadas. CQC, Duro de domar y los canales de noticias seleccionaron sus mejores notas e hicieron su propio resumen del año.

En otro sentido también estuve recorriendo pasajes conocidos. Releí algunos libros que había conocido hace muchos años (Historias extraordinarias de Poe, Lecturas Matutinas de Spurgeon, algunos versos de Kahyyam) y que por algún motivo tuve deseos de volver a disfrutar… Me pasé organizando los CD’s desordenados y viendo fotos de algunas Fiestas de años anteriores. Todo esto, quizás, buscando provocar un sentimiento nostálgico, para capturar otra vez esas sensaciones que quedan adheridas en una capa muy fina sobre cada hoja, folio, tapa o papel…

Un asado con amigos: aunque por supuesto la carne no era recalentada, disfrutamos recordando anécdotas y conversando sobre el discurrir del año. Recordando a aquellos que no volvimos a ver, que se nos separaron por las vueltas que da la vida, y esperando que allá donde estén, corran buena fortuna…

Sin embargo, lo que es siempre único para esta época: la sensación de balance. Son sólo números en el almanaque, pero la sensación de estar finalizando es ineludible ¿Se cumplieron nuestros buenos propósitos? ¿Es esta evaluación positiva? ¿El año dio lo que esperábamos? Es un buen momento para hacer este análisis y este hecho nunca me angustia, como se lo manifiesto a todo el que puedo: Los buenos propósitos no caducan, si algo no terminó como lo esperaba, tengo una nueva oportunidad para concretarlo. Si el año no da positivo, cuento con que la balanza se inclinará favorablemente en este otro…

Finalmente: No todo lo recalentado es desagradable y se hace necesario a veces echar una mirada hacia atrás para comprobar satisfactoriamente una tarea bien hecha, o para reflexionar sobre un cambio necesario.

1 comentario:

  1. Realizar un alto en el camino para evaluar lo recorrido y lo que resta por recorrer, es siempre de mucho beneficio si la mirada que se tiende atrás es serena y la que se proyecta al futuro contiene esperanza; no podemos huir de nosotros mismos ni alcanzarnos donde aún no hemos llegado, por eso el poeta aconsejaba:"vive cada día de tu vida como si esperases vivir eternamente" y El Maestro enseñaba: "no os afaneis ni os preocupeis por el día de mañana, basta a cada día su propio mal"... quizá la clave está en hacer de cada día un día único y especial, sabiendo al mismo tiempo que estamos destinados a la eternidad, así podemos retomar el camino con Paz en el corazón y brío en el cuerpo.

    Un abrazo y que tu año sea próspero y fecundo.

    ResponderBorrar

Santalum

Volvieron los días fríos y con ellos la acuciante necesidad de recordar su calor. Miradas indirectas de sonrisas ignorantes, inconscientes d...