
No estamos muy lejos del día en que todo el material escrito en nuestro poder pase a tener su respaldo digital, y así también en algún futuro, cada piedra, cada muro devolverá los diálogos que presenció y rendirá el sonido atrapado por su masa. Y los testigos otrora silenciosos servirán justicia. Entonces habrá muchas vergüenzas, y caerán los ídolos. Algún alma será recordada y muchos nombres limpiados. Con nuestra propia voz, estos objetos contarán historias completas de vida, y quizás entonces rían de alguna ingeniosidad, comenten a los gritos una incoherencia o repitan un verso enamorado en tono de susurro.
Si, las palabras son eternas. Pueden crear y dar aliento de vida, como también son capaces de herir y destruir. Su incorporeidad no debe confundirnos ya que nos sobrevivirán ampliamente.
Muy interesante, me hace pensar en ese fatal momento en que totalmente defenestradas las palabras sobrevenga un ominoso silencio...previo a que las piedras hablen....¡estremecedor! Un abrazo.
ResponderBorrarInteresante reflexión sobre la supervivencia de las palabras. No sé, yo tengo más dudas, porque el silencio es muy poderoso, y más todavía cuando es instrumento de poder. También me gustaría soñar con ese momento en que todo, todo lo que ha ocurrido en el mundo esté al alcance de nuestros oídos. Entretanto, habremos de seguir imaginando... Saludos cordiales.
ResponderBorrarlas palabras de este siglo que comienza no llegarán a mucho...
ResponderBorrarmuchas de ellas ya se han escrito otras tantas veces, disfrazadas de otras tantas formas. Puede ser que yo vea todo dicho después de Nietzsche.
Al menos...por ahora.
Yo misma soy un reproductor de ecos ya dichos y redichos.
me parece...
un beso
laura