9.8.06

Esperanza viva

En las últimas semanas, el mundo vivió de cerca el conflicto recrudecido en Medio Oriente, una permanente “zona de riesgo” donde hoy, bombardeos y muerte son moneda corriente. Muchos intentos de sancionar LA PAZ (como si fuese posible promulgarla a través de un edicto) han fracasado. “Esfuerzos diplomáticos”, tal es el nombre que se ha dado a los poco eficaces pedidos de parte de USA y Francia (aunque ciertamente esto es mejor que nada), como también las actitudes de los gobiernos israelí y libanés, buscando un frágil equilibrio, mientras en el “campo de batalla” mueren los inocentes a diario. Uno aprende a no dolerse de estas situaciones, a considerarlas lejanas o irremediables y solo a veces un estímulo más fuerte llega a conmovernos hasta las lágrimas, aunque luego la coraza se vuelva más gruesa.

¿Hay posibilidades de lograr la paz? La pregunta resuena desde siempre en la conciencia humana, que impotente de cambiar su naturaleza, ha escrito muchas páginas de su Historia con letras de sangre que solo el tiempo nos ayuda a considerar como fríos términos numéricos y estadísticos.

En la vida de las personas, los sufrimientos pueden llegar a ser un medio para el perfeccionamiento, sin embargo esto no es apreciable en la humanidad, que no se encuentra encaminada a crecer en ningún aspecto y pasada la crisis no manifiesta cambios positivos. No hay propósito digno en los vanos enfrentamientos del ser humano. ¿Han logrado estos conflictos producir duradera paz? En la construcción de este anhelo, la carencia de propósito digno ha costado al hombre más vidas que cualquier enfermedad o catástrofe, y angustiosamente, se trata de un mal cuyo único responsable es el hombre mismo.

Ante el pasmoso paisaje que pinta, no solo un conflicto del último siglo o del último milenio sino la Historia de la humanidad misma, parece obvio inferir que el hombre no puede alcanzar la paz por sus medios, ni por los que ha fabricado para este fin. Ningún poder coercitivo, ninguna religión, ninguna fría metodología es capaz de volver la naturaleza humana para que busque el bien.

Pero aún así existe una ESPERANZA VIVA para el hombre que anhela verdadera paz. Hay sólo Uno que puede lograr lo que no consigue el poder, ni la diplomacia, ni la simple moral. Creer que la victoria personal es posible, que existe una razón para vivir en lugar de dejarse morir es el primer peldaño que lleva a escalar la cima coronada por la deseada paz. ¿En que ayuda esta exhortación a quienes hoy sufren? Poco se puede hacer, de palabra o de acción, por cambiar una realidad forjada a través de siglos y una reflexión puede no servir ni aún de consuelo para quien hoy es víctima del odio; pero no será inútil para quien desee aprovecharla.

Tanto como las víctimas fatales, me acongoja pensar en los abatidos sobrevivientes del horror. En esos desolados rostros, no es muy difícil imaginar las futuras incubadoras del odio, odio que a su vez generará violencia alimentando así un ancestral círculo vicioso. Aquí es donde el cambio personal puede obrar con gran efectividad, donde el perdón es capaz de romper las más gruesas cadenas y liberar al hombre de una pesada carga.

¿Delirio? ¿Utopía? ¿Ingenuidad? De ninguna manera. Palpable realidad desde el instante en que se cumple en uno mismo. Con fe y constancia esto podrá aún impregnarse en nuestro entorno y ¿Qué victoria podría ser más grande que ésta?

“…más vale el que se vence a si mismo que un conquistador de ciudades.” Proverbios 16:32

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho leer este texto querido Tony. Puede que sea como tú dices, que debamos cambiar individualmente para que cambie la colectividad, pero esa transformación es tan sumamente complicada…

    ¡Besos!

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  2. Hechos asi atroces contribuyen a mi pensamiento de que no debemos de temer a la maldad del demonio hacia el hombre, sino del hombre hacia el hombre.

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  3. Gracias amigo Tony por unirte!! :D, como siempre el correr de tu pluma en este escrito es soberbio.
    Un beso

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  4. ¿Qué puedo agregar Tony si coincido plenamente? Talvez decir que no es lo mismo "resignarse" a una situación y contemporizar con ella, como una salida por la puerta falsa, algo así como decir: "porque no tengo voluntad para contender contigo prefiero tener una tregua" ¡de ninguna manera! bien sabemos que la verdadera Paz no es sólo ausencia de conflicto, sino serenidad, confianza y aún gozo en medio de la tormenta...por eso me gustaría decirle a Laveron que no es lo mismo aceptar una aparente derrota, que vislumbrar la verdadera victoria, aquella que únicamente puedes lograr con El, por El y para El.

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