Un mundo sin mística

El mundo se mueve en sus afanes. Basta pasar por un par de canales en la televisión para observar cual es el interés del momento. Gente tristemente “célebre” discutiendo trivialidades y peleando en cámaras, un público aún mas triste, pendiente de ellos. Las últimas noticias… del espectáculo –el cual ya no se realiza en el escenario, o en este parece menos atractivo- manteniéndonos actualizados respecto a hechos que no deberían afectar en gran medida a nadie, excepto a quienes los perpetran. La “mujer” del año, de quien hace poco todo el país se avergonzaba, ocupando el tiempo de aire televisivo más costoso. Por otro lado, las noticias “serias” muestran nuestras diarias miserias y una realidad desagradable, que sirve de pretexto para buscar refugio en la televisión basura que nos evita pensar y enfrentar lo que nos acosa.
El pensamiento y la ciencia humana yacen cada vez más confundidos y perdidos. Complejos ejercicios mentales llevan a la ruina a cada vez más almas que deciden afrontar solas el examen del mortal, y pronto se ven envueltos en una oscuridad más profunda que de la que trataron de escapar. La ciencia hace un nuevo avance y se suman mil preguntas y problemas nuevos ¿podrá el hombre resolverlos a todos por si solo? Sin duda, la ciencia es una de las disciplinas que mas ha aportado a nuestras vidas, y en una ocasión un amigo me refería que eventualmente la ciencia podrá explicar todo. Cada día estamos más lejos de ese punto. En el mejor de los casos, la ciencia intuye y formula muchas teorías, que luego quieren respaldarse unas a otras, sin embargo, al final nada es concluyente. Las preguntas más básicas de nuestra existencia no pueden ser respondidas satisfactoriamente ni por la ciencia ni por la filosofía.
Nuestra sociedad ha decidido que no tiene ningún motivo para creer en Dios. Y aunque cada día nos seduce con su humanismo, su apertura mental, sus doctrinas ampliamente aceptadas, se rehúsa a aceptar que ha acelerado también la corrupción y perversión de sus sujetos, nuestra justicia no funciona, podemos ser muy indulgentes con ciertas actitudes, pero guardamos inmenso rencor hacia otras, ya ni siquiera estamos encima de los animales, sino que procuramos nuestra propia destrucción.
¡Cuánto ama el mundo su “pensamiento moderno”! ¡Cuánto se jacta de haberse desprendido de aquellos cuentos adquiridos por su anterior generación, supuestamente ciega y prejuiciosa!
Si Dios no existe, ¿Qué caso tiene conservar “nuestros valores”? Hoy el mundo dice “yo soy feliz y no le hago daño a nadie” ¿Cómo saben que no hacen daño, si su moralidad esta tan relajada? En este camino ya podemos cuestionar todo ¿Por qué estaría mal inclusive matar a alguien o procurar la destrucción de los demás? ¿No será otro prejuicio de nuestros antepasados? A quien tendremos por referencia ¿a los animales?
El mundo transita ciego, sin poder poner la esperanza en nadie. Ha dado la espalda al Único que le ofreció una salida. ¿...también vas a darle la espalda?

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