No llama la atención, lamentablemente, que la presidente Cristina Fernández de Kirchner no haya leído jamás el Quijote. Ni siquiera sorprende su atropello al buen gusto al estropear una ingeniosa frase y reducirla a una obviedad.
Lo que resulta más interesante es la evocación de un falso recuerdo, cuando dice:
"Recordaba a Cervantes, cuando le decía a Sancho: «Ladran, Sancho, señal que cabalgamos». Lo voy a adaptar a una versión cristinesca: «Ladran Sancho, señal que son perros»."
La frase popularmente atribuida a Cervantes es en realidad de Goethe. No tiene sentido repetir lo que alguien ya ha expuesto magistralmente en este enlace sobre el origen de la expresión.
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