Desarraigos
Echar raíces es completamente natural, mientras que arrancarlas responde a veces a la voluntad. Más allá de la forma elegida para realizar la acción, el desmalezamiento conlleva violencia y muerte, una extracción que no responde solo a la obsolescencia del uso, sino principalmente a un deseo de transformación: aquello que supo brindar satisfacción y el tiempo volvió inútil, ahora demanda atención. Las raíces muertas son aquellas sobre las cuales nuestra limitada visión no puede augurar nuevos retoños, su sombra es un etéreo fantasma alimentado en sueños, una visión espectral deformada, intensamente infantil, desbocadamente ideal.
Reconozco que aunque no puedo comprender, tampoco condeno a quien intenta preservar la base de su crecimiento. Solo hace lo que es natural, lo que considera opuesto al suicidio… Para mí siempre será lo otro –esa antinatural acción humana que procura conquistar las alturas en Babel pero que al mismo tiempo es deliciosamente irracional y despojada de vanidad, como el anhelo de volar- lo que resulte familiar. La predisposición itinerante solo viene tras una mutilación temprana de lo que intenta aferrarnos. Pasado un cierto punto –de indeterminación matemática, como todo lo concerniente a la individualidad- cualquier intervención resultará en una sangría lenta, que vaciará los huesos para dejar el ánimo eternamente frágil, con la mirada perdida en el pasado.
Desdeñar identidades se volverá un reflejo para quien no defiende ninguna excepto la propia, aunque esta se convierta en algo inexplicable: la identidad conjunta es tierra muy fértil pero no admite troncos trasplantados, antes los convertirá en su alimento, en abono para los propios. Por eso uno puede dejar de ser visto como algo gradualmente, pero nunca llega a asimilarse a otra cosa.
Raíces secas y olvidadas, es imperioso removerlas para permitir en su lugar un nuevo brote. La vida que sustentaban se ha tornado en otra cosa, en esporas que viajan por el aire, en astillas que escalan al cielo con una nueva forma, que hieren a quien pretende sujetarlas: en cenizas que terminarán con el encierro y encontrarán en su viaje final el mar perdido, porque a diferencia de la sufrida tierra, el aire no presenta barreras en ninguna dirección.
No hago nido en este suelo
Ande hay tanto que sufrir,
Y naides me ha de seguir
Cuando yo remuento el vuelo.
(El Gaucho Martin Fierro – José Hernández)
Más de un mes sin entrar a la red me impidió deleitarme con tu escrito; sí, deleite es una apropiada palabra, aún cuando una traicionera lágrima pretende saltar su natural contención y tiembla como indecisa suicida al borde de un párpado...
ResponderBorrarLas raíces...ya sea que naturalmente —por obra del tiempo— o forzadamente —cuidado intensivo, estímulos artificiales— penetren a profundidad en la tierra que las acoge con maternal afecto, con seguridad que no podrán ser extirpadas en su totalidad y la fractura significará su irremisible muerte.
Sin embargo, una incipiente plantita al ser arrancada de raíz tiene la posibilidad de salir casi intacta y aún con un poco de esa tierra, que parece no querer desprenderse de ella totalmente, y esa misma exigua tierra preservará su proceso de transplante en "otra" tierra. La metáfora es apropiada también para los troncos, que abonan tierras extrañas para que los retoños prevalezcan, troncos que tendrán "nombre de que viven" en tanto sus raíces pugnen, en lejana tierra, por elevar un renuevo o aún...mientras exista alguien que recuerde su otrora altiva copa.
Por eso talvez no sea necesario empeñarse en remover viejas raíces, sino tender las ramas y la mirada a esa etérea patria que, como bien dices, no sabe de límites terrenales y en la que no existe llanto ni tristeza. Un abrazo.
Muchas gracias por extender la metáfora, lacosteant. Y si, este blog se construye despacio, tanto en comentarios como en entradas, pero siempre es un gusto ver que las letras llegan y pueden generar una reacción en alguien más. Pensaba en esta situación al encontrar estas lineas del Martin Fierro en otro sitio y recordar mi primera lectura del mismo. Con ese ánimo nostálgico, y la inminencia de una "limpieza", decidí incluirla al pie. Otro abrazo para vos!
ResponderBorrarHola. como va despues de tanto tiempo????, como vos estoy cada vez mas alejada del blog, desde hace 2 años mi vida ha dado un vuelco del que no puedo enderezarme, y este año he sido una planta a la que la han arrancado del lugar que ocupó por mas de 20 años, en fin creo poder echar nuevas raíces, espero que así sea.
ResponderBorrarPero mi visita además de volver a leerte es desearte un muy feliz año nuevo y que todos tus sueños y emprendimientos se hagan realidad mientras tus raices se afirmen cada día más. un abrazo fraternal que hago extensivo a Lacosteant
anngiels