Una limpieza muy necesaria de mis estantes me llevó a encontrar cantidad de papeles que había olvidado. Sin embargo, ellos se acordaban muy bien de mí.
Recordaban mi emoción al recibir noticias de mis amigos, aquellos que enviaron sus deseos de felicidad por correo (cuando el electrónico aún no existía) sobre una tarjeta en inglés, cuidadosamente seleccionada y personalizada con sus propias palabras, seguros de que “la distancia no pondría fin al contacto”. Otro papel recordaba mi intento poco afortunado de preparar aquel plato que parecía tan sencillo en la televisión, mientras un teléfono anónimo, apuntado rápidamente en un margen de la hoja, solo podía hablarme en términos numéricos.
Aquellos papeles no habían olvidado mis primeras incursiones en la maquina de escribir, para redactar las cartas que desde entonces eran mi vía de comunicación predilecta, y se acordaban de la magnifica sensación de colocar una hoja nueva y acomodarla para recibir los martillos en su superficie. Me recordaban en un sábado de un almanaque de bolsillo que llevaba más de 15 años sin ver la luz, envuelto en un pequeño recorte del diario, ahora amarillo. Me hablaban de aquellas vacaciones a Cancún que planeé durante un año y de la frustración que sentí cuando me vi obligado a postergarlas varias veces por razones que escapaban a mi estricta planificación, como el atentado al WTC y la devaluación de la moneda, esa decepción que finalmente me llevó a tirar aquellos folletos en la caja de la que ahora salían.
También recordaban mi inconsciente trabajo de adornar con garabatos los apuntes de la facultad, mientras escuchaba unas aburridas clases teóricas. Recordaban la lluvia en aquella tarde que estrenaba las acuarelas y como ese día el tiempo parecía moverse al ritmo del pincel, en su deseo de acompañar musicalmente los colores que corrían por el papel.
Pero en un momento, los retazos comenzaron a recordar cosas que ya no podía traer a mi mente. Mensajes doblemente codificados, escritos con mi letra en forma de frases sueltas sobre numerosos papeles de muy diferentes tipos: servilletas, periódicos, impresiones de prueba, panfletos, pequeñas hojas de libreta… Todos repletos de palabras cuyo significado estaba ausente para siempre, junto con la situación en la que habían sido escritos. Por un instante me pareció que sus recuerdos podían estarme confundiendo con alguien más, pero ellos replicaban que no podían equivocarse, porque yo era la única persona a la que conocían. Entonces algunas oraciones querían hacerse conocidas y adivinaba los momentos en que habían sido escritas. Pero finalmente dirigí a aquellos extraños una última mirada examinadora en busca de algo familiar y luego de reunirlos a todos, los puse en una bolsa y los conduje a la puerta.
Yo debo hacer como tú...
ResponderBorrarDarles la mano por los momentos concedidos y conducirlos a la puerta...
Un texto cercano a todos y un lugar donde los tacones se sienten reconocidos.
Podría escribirse largamente sobre lo similar o diferente de nuestras reacciones cuando encontramos esos pedacitos olvidados de vida....pero sólo te diré (y tú entenderás):...Conmovedor.
ResponderBorrarConozco bien esas sensaciones de las que escribes: se almacenan pequeñas cosas que van asociadas a momentos de nuestra vida. Con el paso del tiempo algunas de ellas pierden su significado, pero otras permanecen en nuestra memoria y nos hacen esbozar una sonrisa, un suspiro o un lamento. Me sorprende que no salvaras de meter en la bolsa algunos de esos papeles, postergándolos para otra limpieza.
ResponderBorrarUn texto que a mí también me es muy cercano.
Saludos.
jajaja, pues si,
ResponderBorrarpor conmovedor vale más no mirar,
yo si miro estoy perdida, al final todo vuelve a su caja,
algunas “minucias” llevan ahí mucho tiempo…
y si, cuanta historia guardan…
Gracias por sus comentarios... Por esto las limpiezas me llevan a veces mucho tiempo, re-conociendome en estos fragmentos...
ResponderBorrarTopacio: Inevitablemente, muchos se salvan (y vienen salvandose más de una vez), inclusive de aquellos que ya no parecen tener significado... como dándoles una oportunidad más...
Saludos!